Este juego seguro los hará reír mucho.

O mejor dicho, reconocer a alguien por las facciones de su rostro.
Como en los juegos anteriores, el adivinador tiene que llevar los ojos vendados y servirse únicamente de su tacto para descubrir a la persona que tiene enfrente.
Nuevamente, una voz distinta a la del rostro en turno, puede servir de confusionismo para el individuo.
El que está siendo escudriñado, además, puede inflar los mofletes o hacer carotas con el fin de darle otra apariencia a su cara.
No hay que dejar que el individuo toque otras partes del cuerpo para ayudarse.
Gana, por supuesto, quién más personalidades adivine.
Y pierde el que tenga menos habilidad para reconocer a sus compañeros.
Y no os olvidéis de ponerle una prueba o un castigo al perdedor.