Buenos dias queridos lectores, en esta ocasion les presento un texto deli libro vida dinamica, que me parecio muy importante a la hoa de seleccionar lo que comemos.
Los diarios publicaron una noticia interesante: “El consumo de zanahorias puede preveL nir el cáncer de la cabeza y el cuello. Nuevas investigaciones médicas sugieren que comer cinco o seis zanahorias diarias puede revertir la leucoplasia, que es una lesión precancerosa de la boca y la garganta”.
Mi amiga Judit compró una máquina que convertía las zanahorias frescas en jugo.
—Cuánto jugo sacas de cinco zanahorias?
—le pregunté.
—Oh, escucha! —contestó con entusiasmo—. Con esta máquina puedo convertir dos o tres kilos de zanahorias en jugo y beberlo fresquito todos los días.
Es verdad que las verduras y los tubérculos constituyen una parte importante de la dieta saludable. Y también es cierto que cada vez se los aprecia más como artículos alimenticios con poder para prevenir la enfermedad.
El cuerpo de Judit no aguantó más el maltrato y finalmente se rebeló. La piel se le puso amarillenta y adquirió un aspecto enfermizo. Temiendo haber contraído hepatitis, corrió al consultorio médico. El facultativo le explicó que las zanahorias contienen un pigmento amarillo-anaranjado llamado betacaroteno.
La zanahoria, así como el jugo de esta variedad hortícola, produce
grandes benef icios, ya que posee propiedades medicinales y es rica en betacaroteno.
El cuerpo usa cantidades razonables de esta sustancia, pero el exceso se almacena en el hígado, la piel y las mucosas, y los tiñe de color zanahoria.
Sólo por corto tiempo. Sucede que nosotros, los humanos, somos irremediablemente curiosos. Los descubrimientos anunciados en forma sensacionalista y las soluciones rápidas a problemas complejos de salud resultan irresistibles. Después de su aventura con las zanahorias, Judit se enamoró del salvado o afrecho de avena. Sin embargo, tras ingerirlo durante varios meses en forma de gachas (salvado preparado con leche o agua y endulzado) y panecillos, estaba deseosa de introducir un cambio.¿Protegen realmente las zanahorias contra el cáncer?
Las zanahorias, lo mismo que otras verduras y frutas amarillas, abundan en betacaroteno, la sustancia que tiñó la piel de Judit. El betacaroteno, que el cuerpo convierte en vitamina A, es también una sustancia que protege contra ciertos cánceres.
Las vitaminas pueden dividirse en dos clases básicas: las que se disuelven en agua y las que se disuelven en grasa. Las vitaminas solubles en agua (complejo B y C) no causan ninguna preocupación, porque las cantidades excesivas ingeridas se eliminan por la orina.
Pero las vitaminas solubles en grasa (A, D, E y K) tienen otra historia. El exceso ingerido puede eliminarse únicamente a medida que el organismo las usa. El exceso de vitamina A comienza a actuar como toxina o veneno, y puede causar dolores de cabeza, dolores en las articulaciones, daño en la piel y pérdida de cabello. Debido a esta toxicidad potencial, la ley limita la cantidad de vitamina A, y de otras vitaminas solubles en grasa, que los fabricantes pueden incorporar en los alimentos para enriquecerlos.
Pero se considera que el betacaroteno no tiene ese inconveniente. Cuando el cuerpo recibe betacaroteno puede sintetizar la vitamina A que necesita y el resto lo usa de otros modos. Por eso hoy existe la tendencia a usar betacaroteno en lugar de vitamina A. Se puede comprar cápsulas y tabletas de hasta 25.000 unidades de betacaroteno en las farmacias y lugares donde venden productos para la salud.
La distinción que acabamos de hacer es importante porque ilustra cómo el cuerpo usa el alimento. Las vitaminas, los minerales y otros nutrientes contenidos en los alimentos naturales se encuentran en las proporciones adecuadas para que el cuerpo los use. Puede elegir lo que necesita. Pero cuando consumimos un alimento o nutriente en exceso, se altera el equilibrio en el organismo. De modo que el betacaroteno es
bueno; pero consumir una cantidad exagerada no es necesariamente mejor.
Este es un mensaje difícil de aceptar para el mundo actual.
La gente hace casi todas las cosas en exceso: comen demasiado, beben excesivamente, fuman con exageración, gastan demasiado y asisten a muchas fiestas. A nadie le interesa el concepto de la moderación.
Vivimos en una sociedad instantánea, con una mentalidad orientada hacia la rapidez; lo que resulta difícil es aceptar que no sea posible obtener instantáneamente buena salud. Cada vez que aparece una novedad en los medios de comunicación, la gente la recibe con los brazos abiertos y grandes esperanzas.
Cuando actuaba como consejero de una conocida revista de salud, recibía numerosas llamadas telefónicas de periodistas. Trataban de hacerme escribir cosas como éstas: “SÍ, ingerir medio kilo de brotes de alfalfa todos los días fortalece el corazón”. O bien: “Varias cápsulas de algas marinas lo harán dormir bien toda la noche”. Nadie quería escuchar mi mensaje acerca de la dieta racional y equilibrada que el cuerpo necesita. Pronto comprendí que aunque les estaba dando la información adecuada, un estilo de vida equilibrado y saludable no hacía títulos interesantes, no vendía las revistas (ni siquiera las de salud) ni creaba mercados provechosos para los productos alimenticios.
El cuerpo humano es capaz de tolerar excesos de una u otra clase por largo tiempo, ¡aun tres kilos diarios de zanahorias! Pero el mensaje definitivo es que el equilibrio, no sólo en lo que comemos sino en todo nuestro estilo de vida, es la clave de la salud y la felicidad perdurables.
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